Por Roilan Pérez Agüero
Minas, 13 may.- Catalina Whittingham Pupo es una mineña que ha dedicado 48 años a la noble profesión de enfermera, cuyos méritos la engrandecen ante sus pacientes, quienes no pueden imaginar visitar el local 5 sin la presencia de esta honorable mujer.
Catalina, ¿cómo iniciaste en la profesión de enfermería?
Me gradué como enfermera en el año 1975, y comencé como auxiliar debido a la necesidad que tenía el país en aquel entonces. Fueron muchos los desafíos como principiante en una profesión que requería todo el empeño y el humanismo de nuestro personal, ya que esa debe ser nuestra principal cualidad.
Cumpliste una misión internacionalista. ¿Cuál fue tu experiencia?
Cumplir una misión es una experiencia enriquecedora para cualquier médico, enfermera o maestro. Allí aprendemos mucho, especialmente al ver los grupos poblacionales y el alto índice de embarazos en la adolescencia, así como otros problemas que afectan la salud de las personas. Durante esos años, adquirimos muchos conocimientos y nos damos cuenta de la fortaleza del sistema de salud cubano.
En el barrio, debido a tus años de experiencia, los pacientes te idolatran. ¿Qué representa para ti ser la enfermera del barrio?
He atendido a muchas generaciones como enfermera, incluso a personas a las que aprecié mucho en su momento y que ya no están con nosotros. Cada persona del local 5 sabe lo dedicado que ha sido nuestro trabajo como enfermeras, sin tener horarios exactos para atender a nadie. Siempre he estado allí para quien me ha necesitado. Ser la enfermera del barrio significa mucho para mí.
Catalina, ya estás jubilada pero decidiste reincorporarte al ejercicio de la profesión. ¿Te sientes capaz de seguir siendo enfermera?
Efectivamente, ya estoy jubilada, pero eso no me impidió volver a reincorporarme, porque yo soy enfermera y siempre lo seré. Seguiré aportando mis conocimientos y brindando apoyo a todos los que me necesiten, especialmente a mis pacientes del local 5, donde he pasado la mayor parte de mi carrera y donde todos me consideran «la del barrio». Si no fuera enfermera, no sería Catalina.